El viernes pasado nos fuimos a perder al cerro, allá por Mexquitic de Carmona, S.L.P. unos cuates y yo y más cuates. A continuación una breve pero completísima reseña de lo ocurrido.
*NOTA: los nombres que se mencionan en la historia no son los verdaderos nombres de las personas concurridas. Se recomienda discreción.
Después de llegar al punto de reunión, acomodamos las cosas en el remolque y nos fuimos, no sin antes pasar por las reservas (alcohol pa'l que no entienda). Pasamos a una conocida tienda de vinos y licores ubicada en Muñoz y nos dispusimos a analizar las mejores opciones de tequila, brandy, whisky, vodka y ron. Lógicamente gran parte de las elecciones se basaban en el varo que juntamos entre todos.
Al salir de la tienda uno de nuestros cuates, el que se le conoce un mayor historial de pedas y sus consecuencias, Amoros, repetía constantemente la expresión: Nos va a faltar pomo.
Luego de llegar al lugar donde llevaríamos a cabo nuestro festín, nos dispusimos a arreglar todo lo relacionado a: buscar leña para la fogata, armar el tombling, sacar la comida, en fin. Al terminar nuestras faenas, nos cooperamos otra vez para comprar las chelas y mitigar un poco el calor que nos embargaba.
Al pardear la tarde (casi entrada la noche) por ái de las 20:30, poco después, fue que empezamos a prender la fogata. Y también empezamos a destapar las botellas: entrarle al pisto era lo que más queríamos.
Estábamos muy agusto alrededor de la fogata pisteando muy ameno, cuando se dejço venir la lluvia, cada vez con mayoer intensidad. Fue cuando nos tuvimos que meter en la casa-cabaña del lugar, propiedad del papá de Cuitla. Ahí aprovechamos para cenar, pensando que la lluvia aguitaría la larga velada que nos esperaba.
Seguimos pisteando y fue cuando hizo su acto principal un mal güey, Esteban, que ya desde que estábamos en la fogata daba indicios de su mal ebriedad. Eran las 22:30 y al mal güey ya nadie lo soportaba. Empezó a pistear por ái de las 8, pero qué mal güey que se pone pedo luego luego, además de que ni pisteaba tanto. Ya nadie lo quería pelar, todos le sacaban la vuelta, su propio amigo ya estaba hasta el güevo del él y lo engañaba sirviéndole puro refresco, haciéndoselo pasar por refresco con pisto. Había algunos, como Hugo, Kuli y Pu, que ya le querían meter unos buenos vergazos a ver si así se callaba el mal güey, como le llamé yo desde que se puso mal güey.
La lluvia se calmó, al punto de que cesó por completo. Afortunadamente la fogata no se había apagado del todo, por lo que fuimos a revivirla; a secar los troncos húmedos y a traer más leña a pesar de que estaba todo oscuro en el monte, porque pensábamos que no iba a durar toda la noche la que teníamos.
Para nuestra mala suerte, la lluvia se mantenía en batalla regularmente. No apagó nunca la fogata, pero no nos dejó disfrutar del todo la estancia. Pero nosotros seguíamos pisteando, que es lo que contaba, por lo que habíamos ido: pasarla bien y ponernos briagos.
Uno de los incidentes ocurridos fue después de regresar de la leña en la nochesita. Amoros se puso a saltar en el tombling. Estuvo a punto de darse en toda la madre en unas 3, 4 ocasiones. Yo lo ví porque estaba con Yajaira en la fogata. En eso vimos que se fue muy a la orilla, su pie se metió entre los resortes (de principio pensamos que se iba a partir la madre) sin mayores consecuencias (para él). Lo malo vino después que se paró. Siguió saltando pero la parte donde había caído estaba doblada. Fuimos a decirle que le parara pero debido a su embriaguez no nos hizo mucho caso, hasta que vio lo ocurrido. De primeras pensamos que una de las patas se había safado nomás, pero cuando revisamos con detenimiento, vimos cómo el tubo circular estaba doblado: imposible saltar más.
Me quedé un buen rato más con Yajaira en la fogata, pero como me andaba quedando seco, decidí ir por mas pisto. Cuando entré a la casa-cabaña, vi cómo Amoros estaba grave grave (jajaja), pedo hasta su... y estaban cuidándolo por si ocurría algo mayor. Estábamos hablando si sería conveniente llevarlo a alguna clínica de Mexquitic, pero acordamos que no era nada grave, simplemente había bebido en demasía. Por fortuna el mal güey ya estaba bien jetón.
Después de Amoros, el próximo en caer fue Kuli. El cansancio aunado con alcohol, lo retiró de la contienda por amanecernos.
Nos regresamos a la fogata a estar un rato más mientras no llovía, pero al rato empezó a lloviznar, pero no nos metimos, no estaba tan fuerte. Fue cuando al Hugo y a mí nos dió por quitarnos las sudaderas y playeras y saltar la fogata, por lo que quedamos un tanto mojados de cuerpo y mojamos la playera que traíamos cada quien. Para entonces Juan ya estaba medio entrado.
Momentos después creo que cayó, la verdad no me acuerdo mucho de él. Pero los que sí cayeron fueron Poyo y Pu, más por cansancio que por ebrios. El frío también fue enemigo a vencer, ya que en el cerro y con lluvia se acentúo mucho. Sharon y Moni también se fueron casi luego. Los que nos quedamos en la fogata fuimos Cuitla, Hugo, Alejandro, la Prima, Yajaira y yo. Nos quedamos platicando y pisteando, el amanecer ya se acercaba.
Ya amanecido el día Cuitla y Hugo se fueron a dormir. Llegaron Juan2 y Miguel. Siguió la plática y ái por las 8, masomenitos, me quedé jetón en la silla donde estaba, con el frío correspondiente (jaja). Dormí alrededor de una punto cinco horas. Me tomaron fotos jetón, con una botella, con un cigarro en la boca, en fin, el punto era reírse de algo aprovechándose de mí.
Después de eso todo fue despertadas, cruda, dolor de cuerpo y todo lo demás que conlleva una peda. Todo lo anterior fue amplificado por la lluvia y el hecho de que tan lo menos yo traía los tenis y calcetines mojados, pies mojados, pantalón mojado, playera y sudaderas mojadas. El frío estaba jebi.
Lo demás que pasó en el día es cosa de otro tema. Ya saben, hacer más comida, prácticamente la hizo Delia (rifada, por cierto; y qué buenos chilaquiles se avienta), recoger todo, lavar, poner a secar la ropa mojada, ir de nuevo el cerro.
Bueno. Por el momento es todo. Que les aproveche.