Cuando tomen lista, procura escuchar tu nombre y atender con un presente.
Pero es difícil hacer eso cuando vienes y te plantas frente a mí con esa sonrisa que vence toda fortaleza construida alrededor de mi persona.
Diez horas después sólo puedo decir te quiero y sentir tus manos, delgadas, suaves.
Bueno, por el momento sólo quedan esas diez horas.
Aquel zumbido que extenuaba mi oído izquierdo está por irse. Ahora puedes hablarme de cualquier lado y contarme esas historias de verdad.
Las mismas historias de antes, pero contadas de diferente manera. A tu manera. Tal cual me atiendes.
Podré llenarme de ti para que podamos caminar al unísono del aire.
Siéntate conmigo, que aquí te he esperado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario